martes, enero 29, 2008

Volar

Desde pequeño mis padres me enseñaron todo lo posible para mover las alas, me enseñaron como moverlas para poder volar libre del nido. Pero ellos no me enseñaron a volar, yo aprendí solo. Con el paso del tiempo uno decide que rumbo tomar; pero el tiempo avanza sin detenerse y la vida pasa inmisericorde. Frecuentemente no nos damos cuenta de ese avance y cuando lo hacemos, a veces, es demasiado tarde.

Yo aprendí solo a volar, pero perdí valioso tiempo en ese aprendizaje.

Quiero enseñarle a mi hija a volar, no quiero que pierda tiempo aleteando sin cesar en el nido sin decidirse a surcar sola y libre los cielos. Quiero enseñarle que los limites no existen y que solo alcanzando el firmamento logrará sus sueños.

Pero primero debo enseñarte a ti.

Debo hacerlo, porque cuando yo ya no este, ustedes dos deberán volar solas surcando los cielos para alcanzar el firmamento.... ...para que al final, tú le des el último impulso a ella.

jueves, enero 24, 2008

El Planeta Feroz



A lo largo de mi vida, en varias ocasiones me ha tocado estar en el lugar exacto durante el momento correcto y he podido sentir en carne propia los embates de este Planeta Feroz en el que vivimos.

Aqui las experiencias que han dejado una huella imborrable en mi mente:


Huracán

Han sido 2 ocasiones en las las que he sentido el inmenso poder de 3 de los 4 elementos: Aire, Agua y Tierra. El primero de ellos sucedió hace ya mas de una década, fue en la isla de Cozumel. Era una excursion de buceo con duracion de 9 dias; en los tres primeros disfrutamos de ese paradisiaco lugar pero durante el cuarto dia el clima comenzo a empeorar y los avisos de huracan ya estaban dados: Leslie cruzaría justo por el costado de la isla al dia siguiente.

En la víspera el cielo estaba oscurecio y todo era una impresionante nube gris uniforme, luvias y mucho viento; aun se podia andar en las calles y esa noche hasta fui a cenar tacos. El Dia de Leslie llego y el huracan se desvio 7 kilometros de la ruta prevista, cruzo justo por encima del pueblo de San Miguel de Cozumel a las 14:00.

Fue categoria 1 segun la escala Saffir-Simpson. Algunos amigos y yo nos encontrabamos en un hotel de la isla en el mismo pueblo, el aire rugia por todos lados, silbidos de las filtraciones provenian de cualquier direccion en el interior del hotel aumentando el ambiente de miedo que ya reinaba en los salones donde nos encontrabamos. Sin medir las consecuencias le dije a un amigo que queria sentir el aire, él respondio que se moria de ganas por ver el huracan con sus propios ojos y entonces juntos salimos a la calle.

El viento no era constante y ademas era tibio, llegaba a rachas impresionantes y esos espacios nos dieron la oportunidad de ponernos en un poste de concreto, espalda con espalda y con los brazos entrelazados, la arena volaba y su rozar se sentia como si quemara la piel, las enormes gotas de agua tibia volaban casi de manera horizontal y se estrellaban en el cuerpo provocando una sensacion de piquete de aguja. Dificilmente podiamos abrir los ojos pero podiamos observar las palmeras del hotel inclinadas del tronco con el follaje completamente horizontal.

No resistimos mas de 15 minutos y decidimos regresar, el viento nos tiro al piso y despues de rodar por el suelo varios metros raspandonos levemente rodillas y codos, avanzamos pecho a tierra por que esa era la unica manera de avanzar muy lentamente los escasos 20 metros que nos separaban de la entrada del hotel.

De pronto, el viento disminuyo su intensidad y en menos de un minuto solo habia un viento muy leve que apenas movia el follaje de las palmeras, pudimos levantarnos y en eso estabamos cuando salieron tres personas del hotel diciendo: -"El ojo, es el ojo del huracan"- y mientras nos ayudaban a componer la postura salieron mas personas del hotel. Todos admirabamos algo que contrastaba con las horas anteriores, una terrorifica calma que nos indicaba que apenas ibamos a la mitad de todo. No habia nubes en el intenso cielo azul que veiamos, escasamente habia viento, no habia lluvia, la temperatura era templada muy agradable.

Todos los que estabamos afuera quedamos como hipnotizados por lo que estabamos viviendo, todos admirabamos en silencio que fue roto por los bellboys del hotel que nos indicaban que regresaramos al interior del hotel para esperar la segunda parte de Leslie. Asi lo hicimos, la calma duro menos de 15 minutos y el huracan continuo su paso. Al obervar hacia afuera notamos que la furia se repetia, pero ahora la direccion del viento era en direccion contraria a la que habiamos visto.

Al dia siguiente ya pudimos salir y vimos los estragos causados por Leslie que solo fue categoria 1. Toneladas de arena por doquier, calles hinundadas, arboles caidos por todos lados, las palmeras casi sin follaje, muchas casas con vidrios rotos (mi habitacion en el hotel tenia la ventana del baño rota y solo la entrada del viento por ahi desgarro la cortina de la regadera)

La segunda ocasion fue apenas hace unos meses, en el 2007, cuando Henrriette, paso a solo 25 kms de distancia del puerto. (La foto de la derecha es Henrriette despues de pasar cerca de la costa grande y con rumbo a la peninsula de Baja California)

La situacion se repitió como en Cozumel, lo mas extraño es que en esta ocasion tambien el viento y el agua no eran frios sino tibios. El plus en esta vez fue que sali a pescar como loco, solo en la playa, cuando digo que estaba solo en la playa, es que de verdad no habia ni un alma en toda la playa de la bahia de Acapulco. Eso me parecio surealista: una de las playas mas populares del planeta feroz era para mi solo. Tuve buena pesca a pesar de las inmensas olas y de pronto de-quien-sabe-donde aparecio Anselmo, un acomedido lanchero que se quedo conmigo en resto de la tormentosa jornada aprovechando los peces "pa'la fritanga" y obsequiandome una cerveza fria agrego: -"a ver si con su caña pesca el submarino"- pense que se referia a sacar algun pez de gran tamaño, pero señalo hacia el mar, entonce voltee mi cabeza hacia esa direccion y justo enmedio de la bahia habia un enorme e impresionante submarino negro. Concluyo el dia diciendo: "mañana me busca, pregunte por Anselmo el de la Mara y ya vengo y le acomodo las sillas con cervecita fria". Por la noche en las noticias vimos que el submarino era chileno y fue a la bahia de Acapulco a guarecerse de Henrriette.

Al dia siguiente buscamos a Anselmo, lo encontramos y ambos cumplimos con lo dicho el dia anterior.

(Aqui mi hija, Anselmo "el de la Marasalvatrucha" y yo)
Vayan aqui a leer mi ultima experiencia con este Planeta Feroz.

jueves, enero 17, 2008

5 segundos

Decidí escribir este nuevo texto para compartirles uno de los momentos más felices de mi existencia. Espero que con la inflexible frialdad de las letras y la luz del monitor pueda yo transmitirles a través del teclado aunque sea solo una mínima parte de una sensación maravillósamente abrumadora.

Después de algunas profundas conversaciones en los meses anteriores, fríos cálculos y algunas frases como -"un dia por la puerta saldremos 2 y regresaremos 3"- que jamás olvidaremos; así como algunas nerviosas especulaciónes en los días previos fue hasta enero del 2005 cuando los supimos por confirmación médica: estabamos esperando un bebé. Lo habíamos planeado bien y lo deseabamos tanto que la alegría nos desbordaba.

Así comenzó una aventura que siempre hasta ese momento había sido teórica; una impresionante logística vertiginosa que nunca termina porque se comente el error de planear durante los 9 meses cuando eso solo significa el inicio de otra vida. Y no solo es la vida del nuevo ser humano, sino una vida distinta para los protagonistas, es un cambio que ahora conozco y disfruto y por ello puedo afirmar sin temor a equivocarme que:

"La vida de un ser humano se divide en 2: antes del nacimiento del primogénito
y después del nacimiento del primogénito."

De esta manera inició la cuenta regresiva y con ello también el aumento en las idas al ginecólogo, los exámenes médicos y un increíblemente largo etcétera que la teoría en ningún momento te indica.

Al sexto mes la conocimos, al menos en foto:


El 21 de septiembre la cuenta regresiva llegaba a su momento final y, como en película, a las 2 de la mañana en punto salimos rumbo al hospital, llegamos en 7 minutos. Y 3 horas después ella por fin llegó al mundo.

Mi madre y mi hermano habían llegado hacía una hora. El se encontraba en la habitación 405 y ella me acompañaba, estaba sentada observando en silencio mi desesperado caminar de ida y vuelta en el pasillo, afuera del quirófano; no había nadie más, el silencio me consumía por fuera pero por dentro pensaba a gritos desesperados implorando por alguna noticia o al menos por algún ruido del exterior que me diera alguna buena nueva.

A las 5:06 mi cuasi sonambulismo fue roto por sus primeras bocanadas de aire que se tradujeron en un llorar maravilloso. Al escucharla, instantáneamente me detuve, volteé a ver a mi madre y ella, con su experiencia de mas de 30 años en hospitales, siguió en silencio, me sonrió y afirmo con la cabeza.

Apenas dos o tres minutos después se escucharon unos pasos atrás de la puerta del quirófano, se abrió y un hombre alto con uniforme de cirugía pero con bata caminaba apresuradamente. Mis ojos se abrieron y mi corazón latía a rienda suelta, quedé inmóvil; traía en sus brazos un pequeño bulto de sábanas color azul y aquél hombre preguntó: -"¿quien es el papá?".

A tres pasos de distancia y sin decir nada solo me acerqué a él, en un instante que me parecio una eternidad. El abrió un poco las sábanas azules con la delicadeza que da la experiencia y finalmente pude verla por primera vez.

Fueron solo 5 segundos.

En 5 segundos, solo pude mirarla y con mi dedo índice toque su naricita. El pediátra dijo: -"Me la llevo porque hace frío, vas a tener toda la vida para disfrutarla", le cubrió el rostro y se alejó con pasos largos. Quedé petrificado mientras lo obvervaba alejándose por ese larguísimo pasillo cuando incontrolablemente las lágrimas comenzaban a salir de mis ojos.

Mi madre, desde una prudente distancia, lo había observado todo y se acercá a abrazarme. Juntos caminamos a donde estaba mi hermano, que al verme también me abrazó. En la habitación me senté y no podía dejar de llorar, inexplicáblemente no pude dejar de hacerlo hasta una media hora después.

Sentí como había comenzado un torbellino de sentimientos que me llegaron como toneladas de amor en un solo momento, en un solo instante comprendí el amor. Es algo verdaderamente difícil de explicar, pero en definitiva es algo que ningún ser humano debería perderse.

Ahora a poco más de 2 años de distancia les digo que consagrar la vida entera a mi hija es algo maravilloso. Ella es Audrey Amelié.

jueves, enero 03, 2008

Más...

Solo necesito tiempo y vida suficientes para que mi hija me recuerde.

Dámelos.

No te lo pido por favor porque si no lo haces serias cruel con ella... y se que no lo eres.

Confío en Ti.