Desde que tuve edad para hacer deporte, mis padres me inculcaron (y me obligaron) a mantener una cultura deportiva que no se detuvo nunca. Ellos considerando lo que era mejor para mi (bajo su apreciación) decidieron que lo mejor seria que comenzara en karate.
Después de un infructuoso intento por la natación en el que quede totalmente traumado, al grado de llegar casi a las convulsiones por terror a las albercas, llegó el karate (Shotokan) que prácticamente se convirtió en el deporte familiar al inscribirse tambien mi madre y mi hermano.
Entrenabamos 3 veces a la semana en el deportivo "Plan Sexenal". Había mucha camaradería y compañerismo y con el paso de los años se lograron muy buenas amistades entre los karatekas del grupo.
Pero a mi no me gustaba.
Detestaba tanto el karate que en algún momento les pedí a mis padres que me reinscribieran a natación a pesar de mis inmensos miedos al agua. Así las cosas ellos accedieron y fuí a dar a natación una vez más, dominé el miedo y finalmente aprendí a nadar, pero una vez hecho eso y sin más camino que avanzar, volví a caer en el karate.
Pasaba el tiempo y las cintas de mi karategui cambiaban de color; eran periodos largos los que yo permanecía ahí entre torneos, katas y kumite (algunos les llaman Formas y Combate por su traduccion literal del japonés) y nomas seguía sin gustarme entre otras cosas por los golpes, abusos y moretones que obtenia como un tipo de premio masoquista al valor, constancia y dedicación. A mi me gustaba mucho participar en torneos de Katas, pero me obligaban a participar en Kumite y yo lo detestaba (¿bueno a quien rayos le gusta pagar dinero para ser gopleado?).
Entre esos periodos habia otros en los que yo me hartaba del karate y por oblogacion practicaba algun otro deporte. Fui inscrito en casi todos los deportes disponibles en aquellas instalaciones, el colmo fue que por dejar el karate entre a box tambien y me fue peor!.
En uno de esos hartazgos otra vez llegó el momento de no ir más a karate; solo me quedaba una última actividad disponible en el deportivo. Mi madre también harta de lo mismo y en un tono de resignación me pregunto: -"ok, no mas karate ¿ahora que quieres hacer? !porque tienes que seguir haciendo deporte¡"- y sin tener una idea clara, simplemente dije lo primero que mis ojos vieron: -"buceo mamá, quiero entrar a buceo"-. Esto fue producto de un pequeño papel, en tamaño media carta, con información referente al buceo en el "Plan Sexenal"; era una actividad novedosa, fuera de lo común y relativamente poco conocida, por lo que mi madre accedió sin la ya conocida contra-réplica.
Era 1987 y yo tenía 14 años.
En la entrevista con el instructor la respuesta fue una negativa por que la edad mínima eran 16 años, pero con la insistencia de mis padre fue suficiente y empecé "mi carrera sub-acuática" que continúa hasta estos días.
En el buceo (y en la natación) obtuve logros muy importantes en mi vida, desde campeonatos regionales de natación formando parte del equipo oficial del Gobierno del Distrito Federal (and just for the record: creo que aún soy persona non grata en los Clubs Casablanca), hasta integración de equipos internacionales de buceo y trabajos de buceo industrial con PEMEX. Todo gracias a las puertas que se abren siendo instructor de agencias internacionales como PADI e IDEA la pasión que siempre me ha generado el aire comprimido del equipo scuba
Ahora agradezco a mis padres el haberme obligado a ser un karate kid por "hacer deporte", porque gracias a ellos encontré, disfruté y exploté al máximo lo que se convirtió en una de mis 3 pasiones en la vida:
El Buceo.
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Estado de Emergencia
Hace 11 años
1 comentarios:
Estoy sorprendida y me pongo de pie ante tus padres por haberte inculcado y hasta forzado a hacer deporte. Eso habla muy, muy bien, en extremo bien de ellos.
Los felicito a ellos por darte esa educación y a ti por "haber escogido" tan buenos padres.
Ojalá hubiera muchos como ellos.
Saludos.
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