Ayer mi hija me dijo "papá ¿me llevas a ver los dinosavos?"
El Triceratops es mi dinosaurio favorito. En realidad no se por qué lo ha sido, creo que el gusto de mi padre por la fiesta brava pudo haber influido en la selección.
Hoy fuí con mi hija al zócalo de la Ciudad de México a visitar una exposición temporal en donde se exponen diferentes esqueletos de los lagartos terribles. Es una muestra interesante y apenas justa para una exposición con una afluencia verdaderamente masiva.
Al llegar a la sala de los esqueletos, lo primero que ví a mi izquierda fue algo parecido a un Tiranosaurio Rex, llevaba de la mano a mi hija y con la emoción la aprete y me di cuenta de ello por el reclamo de su parte. Luego al hacer un "paneo" a la derecha ví más y más esqueletos completos y continuando a la derecha al final de esa sección mis ojos se clavaron en las cuencas de los ojos de mi querido triceratops. Mi hija, que estaba de mi lado derecho, me jaló hacia allá alejándome de mi dinosaurio favorito pero mostrándome ese que de entrada la impresioná tanto, su majestad el T-Rex estaba literalmente sobre nosotros y no era uno sino dos esqueletos de tiranosaurio los que parecían querer devorarnos. Mi atención se distrajo ante la emoción de mi hija que me señalaba a diestra y siniestra, uno tras otro, sus descubrimientos.
Dinosaurios terrestres, acuáticos y voladores; carnívoros y herbívoros, que en conjunto con la emoción de mi pequeña hicieron las delicias de mi día.
Uno por uno fuimos "pasando lista" a los esqueletos expuestos. Después de toda una vida de imaginación y de tanteo, que nada de lo anteriormente visto había podido lograr, ni los cientos de programas de televisión, ni las muchas buenas y malas películas, nada de ello me había podido dar una idea de lo que nuestra estancia en esa sala finalmente logró en realidad: dimensionar a aquellos monstruos prehistóricos.
Estar junto a esas enormidades provoca cierta humildad psicológica, por un instante tener la sensación de no estar en la cima sino ser un escalon inferior en la cadena alimenticia es algo abrumador, ese antropocentrismo obvio queda derrocado por la simple visión de aquellos huesos gigantes y por supuesto pone a andar hasta la imaginación más dura. "Estos si pueden tragarte entero" le decía un jóven a uno de sus amigos que mostraba una morbida obesidad desatando con ello carcajadas y risas de propios y extraños. "No pensé que fueran tan grandes" comentaba un señor a su compañera. "This bones are as big as those in the Smithsonian" comentaba una jóven rubia a otras dos que la acompañaban.
Pero las emociones no paraban ahí, la siguiente sala exhibe dinosaurios "mecatrónicos" en tamaño real. Si en huesos eran impresionantes, ya rellenos lo son aún más y el dramatismo de un T-rex devorando a otro dinosaurio lo hace aun mejor. Mi hija no aguantó la sagrienta escena y llorando me pedía que salieramos de la exposición; accedí a pesar de que yo quería seguir contemplando aquello que durante décadas me hizo fantasear. Al final de la sala "mecatrónica" estaba un Triceratops, no podía salir de ahí sin contemplarlo "en todo su esplendor".
Llevando en los brazos a mi hija, nos detuvimos a observar a mi dinosaurio favorito y fué ella quien, desde arriba, descubrió a un pequeño y casi tierno triceratops bebé con cornamenta incipiente en una maternal escena prehistórica, captando así la atención de mi hija deteniendo su llanto. Un par de minutos después salimos ya tranquilamente de esa sala y continuamos con el recorrido que concluye con la sala de los mamíferos gigantes. Un mamut, varios ancestros de caballos y camellos, un tigre dientes de sable, etc. dan un buen colofón a la exposición llamada "Huellas de Vida" que por cierto abre todos los dias de 9 a 19:30, la entrada es gratis y estará hasta el 31 de agosto, por si quieren ir a conocer "en persona" a los dinosavos. Lo único malo es que no permiten tomar fotografías.
Al llegar a casa y platicar nuestras aventuras prehistóricas mi hija emocionada nuevamente y después de su descripción usando características de la película "La Era del Hielo 3" dijo que a pesar de su miedo y llanto el dinosaurio que más le gustó fué el triceratops bebé.
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Actualización 02/Ago/2009:
Ayer fuimos de nuevo a la exposición, mi hija ya no lloró y lo primero que quizo hacer es ir a ver al triceratops bebé.
Además mi madre fue el viernes, tomo unas fotos a pesar de la prohibición y aquí les pongo una. Por haberlo hecho la sacaron de la exposición, pero se formó de nuevo y volvió a entrar y ya sin fotos terminó el recorrido sin mayor problema.
Chequen al fondo, en la parte luminosa se alcanza a ver el cráneo del Triceratops.