Hoy mi familia y yo decidimos ir a comer al Barrio Chino a una cuadra de la Alameda Central. La calle de Dolores esta pintorescamente adornada con infinidad de alegorías chinas muy ad hoc para los múltiples restaurantes que hay ahí y al azar escogimos uno para sentarnos a comer.
Después de escuchar las sugerencias del mesero seleccionamos el menú mas caro porque es el incluía camarones fritos que me gustan. Así sin los tradicionales churritos empezaron a circular los platillos. La comida no fue nada extraordinario a pesar de estar en el corazón del Barrio Chino.
Estaba yo comiendo el ultimo trozo del ultimo platillo pensando en la famosa galleta de la suerte que a continuación me traerían, cuando al levantar el bocado con el tenedor y dirigirlo a mi boca, debajo de el observe una asquerosa cucaracha que ahogada flotaba en la agridulce salsa de mango con la que yo remojaba los camarones fritos que estaba a punto de terminar.
Deje el tenedor en el plato después del corto circuito que había hecho mi cerebro por un instante y al retornar a la realidad me levante de la mesa con el plato en la mano, con la sorpresa de mi esposa e hija que también estaban terminando sus propios menús. Me acerque a la caja y dije "no voy a pagar esto" señalando la cucaracha en mi plato. El cajero y el capitán de meseros observaron y uno agrego "tiene que pagar los otros 2 menús que pidieron" y solo respondí "Ni me diga nada porque si levanto la voz nadie de los que están aquí va a pagar nada" señalando a los demás comensales que intrigados comenzaban a observar la escena. Hecho esto me di la vuelta y mi familia y yo salimos -a paso veloz- del restaurante con la mirada perpleja de los que estaban ahí presentes y que seguramente después de ello comenzaron a revisar sus alimentos
Después de esta comida gratuita cortesía de una cucaracha china, nos dirigimos a la alameda donde converge una multitud variopinta de mercaderes, marchantes, merolicos y transeúntes bajo los intensos rayos de este sol primaveral. Nosotros nos dirigíamos al otro extremo de la Alameda, en busca del Hospital de Jesús con el objetivo de encontrar la tumba de Hernán Cortes para tomarnos unas fotos ahí pero como no sabíamos donde estaba, me acerque a una persona de información y vigilancia en la entrada del museo Franz Mayer a preguntarle textualmente "disculpe usted, podría informarme donde se encuentra el Hospital de Jesús para ver la tumba de Hernán Cortes?" y socarronamente nos respondió, "uuyyy no señor, usted anda norteado, esta no es zona de hospitales, solo de museos", agradecí "su información" y aguantando la risa salí del lugar.
En fin, domingo de comida gratis, museos e informantes poco hospitalarios.
Después de escuchar las sugerencias del mesero seleccionamos el menú mas caro porque es el incluía camarones fritos que me gustan. Así sin los tradicionales churritos empezaron a circular los platillos. La comida no fue nada extraordinario a pesar de estar en el corazón del Barrio Chino.
Estaba yo comiendo el ultimo trozo del ultimo platillo pensando en la famosa galleta de la suerte que a continuación me traerían, cuando al levantar el bocado con el tenedor y dirigirlo a mi boca, debajo de el observe una asquerosa cucaracha que ahogada flotaba en la agridulce salsa de mango con la que yo remojaba los camarones fritos que estaba a punto de terminar.
Deje el tenedor en el plato después del corto circuito que había hecho mi cerebro por un instante y al retornar a la realidad me levante de la mesa con el plato en la mano, con la sorpresa de mi esposa e hija que también estaban terminando sus propios menús. Me acerque a la caja y dije "no voy a pagar esto" señalando la cucaracha en mi plato. El cajero y el capitán de meseros observaron y uno agrego "tiene que pagar los otros 2 menús que pidieron" y solo respondí "Ni me diga nada porque si levanto la voz nadie de los que están aquí va a pagar nada" señalando a los demás comensales que intrigados comenzaban a observar la escena. Hecho esto me di la vuelta y mi familia y yo salimos -a paso veloz- del restaurante con la mirada perpleja de los que estaban ahí presentes y que seguramente después de ello comenzaron a revisar sus alimentos
Después de esta comida gratuita cortesía de una cucaracha china, nos dirigimos a la alameda donde converge una multitud variopinta de mercaderes, marchantes, merolicos y transeúntes bajo los intensos rayos de este sol primaveral. Nosotros nos dirigíamos al otro extremo de la Alameda, en busca del Hospital de Jesús con el objetivo de encontrar la tumba de Hernán Cortes para tomarnos unas fotos ahí pero como no sabíamos donde estaba, me acerque a una persona de información y vigilancia en la entrada del museo Franz Mayer a preguntarle textualmente "disculpe usted, podría informarme donde se encuentra el Hospital de Jesús para ver la tumba de Hernán Cortes?" y socarronamente nos respondió, "uuyyy no señor, usted anda norteado, esta no es zona de hospitales, solo de museos", agradecí "su información" y aguantando la risa salí del lugar.
En fin, domingo de comida gratis, museos e informantes poco hospitalarios.
1 comentarios:
uyyyy si que desagradable .... casi vomitamos encima de la mismisima cucaracha ....
uacalaaaa!!!!!
Pero bueno por ahi dicen los maestros chao lin ...que es de buena suerte que te salga una cucaracha en los alimentos esto significa prosperidad y dinero
ojala sea cierto no???? jajajajaj
ni modo amor te sacrificaste por nosotros y nos diste de comer gratis , jajajajaja
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