Mi padre

Hoy por alguna razón la vida me ha llevado por el camino del recuerdo de mi padre. Venía conduciendo rumbo al trabajo, escuchando a Frank Sinatra y recordé cuanto le gustaba a él también escucharlo, así como su gusto por la música de los tríos (como Los Panchos, Los Tres Ases, Los Dandys, etc...).

Recuerdo su pasión por los caballos, sus ánsias por la llegada anual de la Feria del Caballo en Texcoco y los sábados a montar, mezclando también su enorme afición taurina, ese "mal de montera" que nos movía casi canónicamente a diferentes plazas de toros los domingos. Alguna vez le dije que quería ser torero, y me dijo que me apoyaría a torear pero reses de no mas de 250 kilos y solo como afición, jamás como profesión.

El box sabatino también era parte de aquello que nos mantenía unidos como padre e hijo compartiendo momentos, yo le preparaba su "cubita" para que la bebiera mientras observaba en silencio "el bofe" haciendo incluso cabeceos tratando de esquivar, él mismo, los golpes lanzados por los pugilistas que veía en una especie de remembranza a su alguna vez ganado campeonato "los guantes de oro"... inolvidables instantes que frecuentemente me regresan a la mente en flash back provocándome también muchas veces que los ojos se me inunden en una añoranza imborrable.

Llegue a trabajar con esos recuerdos en mi mente. Abrí el internet y navegando como naufrago llegué a este post que nuevamente me ha provocado ese nudo en la garganta...

Sigo aquí sentado en la oficina y "Mi querido viejo" ... esa canción la acabo de escuchar justo antes de comenzar a escribir esas líneas desde algún lugar que no he logrado identificar desde aquí sentado en mi lugar.

Mi viejo se fue en la madrugada del 30 de octubre de 1992.

La noche del 28 de aquel octubre llegó a la la casa con su chamarra gris puesta y la mesa ya estaba servida. Lo último que cené en su compañía fueron unos HotCakes que preparó mi madre; servidos sobre unas manteletas individuales de color azul con cuadritos blancos, eran 3 o 4 apilados en cada plato, humentes y deliciosamente olorosos con mantequilla derritiéndose sobre ellos y la miel de maple escurriéndoles por los costados.

Esa chamarra estuvo guardada en una bolsa durante muchos años en la cajuela del auto hasta que apolillada la saqué hecha casi girones. No volví a comer HotCakes en un muy personal, íntimo y sui generis luto que le guardé durante 15 años. Solo hace apenas unos meses que decidí con mucho dolor en el corazón pero en compañía de la gente que amo que decidí volví a comerlos.

Y hoy todo me ha hecho recordarte y no me cansaré de pensarte nunca.

pero... ¿Que intentas decirme hoy papá?

"Yo soy tu sangre mi viejo
Yo, soy tu silencio y tu tiempo"

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