domingo, marzo 01, 2009

Redención

Estoy navegando como náufrago en la red, intentando leer páginas virtuales, paso de blog en blog leyendo y dejando algún comentario aquí y otro allá, como ha sido mi forzosa costumbre desde hace un tiempo para evitar olvidarme por completo del teclado al que incluso llegué a detestar en algun momento. De pronto estoy empezando a sentir el cálido abrazo de la musa que me inspira y justo en este momento me tiene atrapado, en perfecta hipnósis, bajo sus deliciosos ósculos justo detras de mis orejas provocando que mi piel se erize y que mis sentidos se agudicen.

Me gusta sentirla, me da sensaciones tan exquisitas que debo estar enfermo del lóbulo temporal como para poder sentir placer al teclear sin parar en una computadora y quedo absorto pensando en la maravilla tecnológica que hace que de las yemas de mis dedos salgan letras y cuando empiezo a entender a veces me pierdo en esa mar embravecida de ideas que llegan en tropel hasta la parte trasera de mi mente y se agolpan por la única salida que tienen.

Esa vorágine de pensamientos frecuentemente me causan pavor por el desorden en el que llegan pero, ante esta temporal falta de fe al teclado y monitor, ella, mi musa me mima y estoy tomándome un tiempo valioso para que, con sus arrumacos, una a una las ideas vayan siendo morbosamente acariciadas por mis dedos; afortunadamente puedo hacer borradores uno tras otro que después leeré una y otra vez en un intento de formarles pies y cabeza para que, finalmente, pueda compartirlos con ustedes en un intento de auto-redención esperando dilucidar el secreto de la vida eterna sin necesidad de una administración divina.

A veces me sobraba tiempo pero faltaban las ideas; otras como hoy, sobran ideas pero falta tiempo; estoy reencontrándome con ese delicado equilibrio que desafortunadamente puede ser roto sin saberlo y que solo es horrorósamente descubierto cuando ese romance con la computadora llega a un estado de inanición que podría hacer que el peso total del cerebro disminuya por la cuasi extinción de pensamientos, aun los que carecen de sentido alguno.

Mi musa esta dándome tanto el día de hoy que me encuentro en un delicioso estado de meseta, estoy observando la pantalla y aporreándo las teclas con tanto gusto que probablemente ella ve mi rostro inexpresivo concentrándose en mis ojos donde seguramente ha descubierto con cariño que ella es mi debilidad comprendiéndome como una tuerca a un tornillo a pesar de la invasiva violación del espacio vital. Gozo invadiéndola y ella me recompensa por ello.

En algún momento próximo me hará disfrutar con una explosión no solo de letras, sino de párrafos completos y ya casi estamos llegando a ese momento, llegaremos juntos y nos veremos en la necesidad de tomar un descanso para después continuar con este romance que habíamos perdido en la nube de los tiempos de mi existir.


6 comentarios:

Mara Jiménez dijo...

Y yo elevo mi copa y digo ¡SALUD! Deseo que la musa de usté, sea capaz de alejar al maldito fantasma del juicio, a la perra de la rutina, al zombie de la abulia, y en fin, a todos esos seres terroríficos que de cuando en cuando se instalan en nuestros teclado para bloquearnos culaquier intento de volcar. Ya esta confesión de regresar, es en sí, una demostración de que la batalla va siendo ganada por la musa. Un abrazo de gusto. Mara

LicCARPILAGO dijo...

Mara: la musa y yo ya vamos de gane. Estoy depurando borradores, escogiendo algunos temas y extendiendo otros.

gracias por el ánimo.

Anónimo dijo...

Usté déjese querer por la musa, que aquí esperaremos el resultado. Y un abrazo solidario para la familia desde la pocilga.

LicCARPILAGO dijo...

Ivanius: en estos momentos la musa y yo nos encontramos en ese flirteo reconciliatorio.

y gracias por la solidaridad, la paso directa a quien debe llegar.

Anónimo dijo...

Simplemente delicioso, encontrar la inspiración que nos envuelve los sentidos y explotan en un papel volviéndose inmune ante el tiempo y espacio.

LicCARPILAGO dijo...

Anny: así es, escribir con pasión es el verdadero secreto de la vida eterna.